Viernes 29 de Abril de 2022

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El traje de flamenca, toda una tradición de abril
Por: Consuelo Aguilar


La Feria de Abril de Sevilla, que este 2022 se lleva a cabo del domingo 1º de mayo al sábado 7 de mayo, es una fiesta popular que tiene lugar en Sevilla en primavera, casi siempre en el mes de abril, en el barrio de Los Remedios.

Considerada como Fiesta de Interés Turístico de ámbito nacional, y desde 1965, mundial, sus orígenes se remontan a 1846 cuando el catalán Narciso Bonaplata, y José María de Ybarra, vasco, redactaron una propuesta que llevaron al Cabildo Municipal de Sevilla. En marzo de 1847, la reina Isabel II concedió a Sevilla el privilegio de feria.

Algunos elementos característicos de la Feria son los trajes de corto, de flamenca, sevillanas, caballos y carruajes; bebidas --como el típico vino fino, la manzanilla y el moderno rebujito--, gastronomía --muy típico el jamón serrano, y más recientemente el pescado frito, corridas de toros y fuegos artificiales.

Por eso, abril es el mes del traje de flamenca, el que se luce en la Feria. Un traje que las clases acomodadas copiaron de las más humildes que era utilizado por la etnia gitana, su origen se remonta a fines del siglo XIX y principios del siglo XX

Una época, cuando las vendedoras acudían a la feria con los tratantes de ganado, vistiendo modestas batas de trajinar, confeccionadas en percal, rematadas en dos o tres volantes, que realzaban el cuerpo de la mujer e imprimían un garbo que no se lograba con otras ropas.

Sin embargo, la tosquedad de esas primeras telas cambió a la profusión de volantes, para obtener un andar más jacarandoso con escote a gusto y muy colorido, con el paso de los años se convirtió en una auténtica moda.

Hoy, el traje de flamenca es un vestido largo, entallado que se abre en las caderas a modo de flor, llega hasta el tobillo y tiene varios volantes en la falda y en las mangas. De fino colorido, el más típico es el de lunares, famoso a nivel internacional, aunque los hay también en diseños lisos y estampados.

Su uso es muy tradicional y muy estricto. El traje se porta con el pelo recogido en moño y se complementa con flores, collares, pulseras, grandes aretes, peinetas, encajes, tiras bordadas, abanicos y, sin faltar, un mantón de Manila sobre los hombros, todo en color a juego con el vestido.

En los años 60s y 70s el vestido de flamenca se acortó hasta la media pierna o la rodilla y, precisamente a partir de los años 70, el traje vuelve a cubrir la pierna hasta los tobillos. En la actualidad, hay gran variedad de diseños para mujeres y niñas.

La Feria de Abril no podría imaginarse sin un caballista de corto y sin un sombrero de ala ancha, un atuendo en antaño de faena en el campo y con el que acudían a las ferias de ganado, a vender y comprar.

Por eso, el gremio de Maestros Sastres de Sevilla elaboró “El decálogo del sí”, para utilizar el traje corto: Sí a los colores sobrios, grises y marrones, que aguanten el polvo. Lisos o de pequeños dibujos como espiguilla, ojo de perdiz, pata de gallo. Sí al color del sombrero a juego con el traje o la chaquetilla. Espuelas, tirantes, chaleco y pañuelo a faja. El pantalón de vuelta blanca, con botón enterizo, y el de caireles, con botín y polaina”.

Y hay un “decálogo del no”: “No a la corbata, a la bufanda, a los guantes, al cinturón y al reloj de muñeca, mejor sin barba ni cabellos largos, ni coleta, ni gafas de sol. No a la camisa con chorreras o al pantalón con la raya planchada. No a la ropa negra o de colores chillones. En la feria, no al catavino o a las medallas colgando, que son de romería. No a los zahones y a las espuelas pie a tierra.