William y Kate, su boda
Por: Consuelo Aguilar
Han pasado diez años de ese 29 de abril de 2011, cuando el
príncipe William y Kate Middleton unieron sus vidas en una
ceremonia emotiva, feliz y llena de amor en la Abadía de
Westminster, en Londres, Inglaterra.
Porque, al paso del tiempo, quién no recuerda la expectativa que
causó la boda y, sobre todo, el vestido de Kate, uno de los
secretos mejor guardados. La radiante novia lució un modelo de
la diseñadora Sarah Burton.
Era un vestido de satén marfil y blanco satinado, escote
corazón, corpiño estrecho en la cintura y acolchado en las
caderas, manga larga, falda con mucho volumen, enagua de tul de
seda, parte trasera con acabado en gazar y botones forrados de
organza, sujeta con lazos.
Llevó un velo de capas de tul suave con una cola de tres metros
de largo, todo con apliques de encaje, flores de seda y bordados
hechos por la Real Escuela de Costura.
Kate se dejó el pelo suelto y calzó un diseño hecho a mano por
el equipo de Alexander McQueen, realizados en satén duquesa
marfil con encaje bordado a mano también por la Real Escuela de
Costura.
El ramo se inspiró en las flores favoritas de la Familia Real
británica y la familia Middleton, lirios, jacinto, hiedra y
mirto.
Lució aretes de diamantes en forma de pera que la firma Robinson
Pelham diseñó inspirándose en el escudo de armas de la familia
Middleton, que incluye bellotas y hojas de roble, un regalo
personal de sus padres.
Kate coronó su atuendo con la tiara Cartier que la reina Isabel
recibió de su madre por su 18º cumpleaños. Se trata de una tiara
muy especial que ha pasado de generación en generación.
El príncipe Guillermo llegó a su boda a las 10:15 (hora local)
por la Gran Puerta Oeste en la abadía de Westminster, a donde,
junto al príncipe Harry, su padrino de boda, entró bajo los
acordes de la música sacra.
Los invitados fueron llegando hasta llenar el lugar, en total
mil 900, cuando una fanfarria anunció con la Marcha de Los
pájaros de Charles Hubert Hastings Parry, la entrada de la
reina, abuela del novio.
Es momento de Kate quien llega procedente del hotel Goring, en
lugar de uno de los palacios reales y en un Rolls Royce Phantom
VI, en lugar de un carruaje real.
Recorrió, del brazo de su padre, Michael Middleton, el largo
pasillo de 73 metros convertido en arboleda con seis arces
ingleses y dos carpes, sonriente y con la mirada fija en el
altar, donde la espera su príncipe, con el uniforme de coronel
de la Guardia Irlandesa y la insigna de la estrella de ocho
puntas de la Ilustrísima Orden de San Patricio, entre otras.
Minutos después la música envuelve el templo para celebrar que
Guillermo de Inglaterra y Catherine Middleton ya son marido y
mujer. duques de Cambridge, título que les otorgó la reina
Isabel.
Los novios se dirigieron a firmar el registro de matrimonio en
la capilla de la abadía de Westminster. Reino Unido estalló en
vítores, felicitaciones y redobles de campanas, los ya esposos
salieron de la Abadía
Para la cena de boda, Kate eligió un vestido de gazar de satén
blanco a juego con bolero de angora y un cinturón de pedrería,
diseño también de Sarah Burton, con el pelo suelto.
La tarta nupcial constó de cuatro flores nacionales una rosa
(Inglaterra) un cardo (Escocia) un trébol (Irlanda del Norte) y
un narciso (Gales).
Hoy, William, Kate y sus tres hijos, los príncipes Jorge,
Carlota y Luis, están de manteles largos, celebrado su décimo
aniversario de bodas, el de aluminio y estaño.